El valor de CO₂ presente en el aire fresco que se considera normal hoy en día se sitúa aprox. en 400 ppm (0,04 % del volumen). El aparato toma esta cifra como valor límite inferior (línea base). Un algoritmo especial supervisa ahora continuamente durante varios días el valor de CO₂ más bajo registrado por el sensor en un intervalo de tiempo preconfigurado y corrige lentamente cualquier desviación a largo plazo detectada en comparación con el valor esperado de aire fresco de 400 ppm (o 0,04%vol) de CO₂. En aplicaciones normales en interiores, esto hará que el contenido de dióxido de carbono descienda hasta niveles cercanos a los del aire exterior en algún momento a lo largo de una semana. Mediante el registro de los valores durante 8 días y la posterior comparación del valor más bajo con el punto de 400 ppm, el medidor identifica si es preciso o no ajustar el punto cero. Esto sucede de manera totalmente automática. El algoritmo aprovecha así el hecho de que el contenido de CO₂ en los edificios y/o habitaciones se estabiliza regularmente en un mínimo durante un determinado periodo de tiempo cuando estos no están ocupados. En las habitaciones que están permanentemente ocupadas o en las que hay un aumento constante de la concentración de CO₂ (por ejemplo, los invernaderos), este principio de equilibrado automático no funciona.